La madrugada del 24 de marzo de 1976 la Junta Militar conformada por Ejército, Armada y Aeronáutica protagonizó un nuevo golpe de Estado en Argentina. El golpe no constituyó una irrupción abrupta, se insertó en una cultura política atravesada por la alternancia de dictaduras militares y democracias restringidas durante todo el siglo XX.
Entre los años 1976 y 1983, las Fuerzas Armadas recurrieron a la violencia criminal extrema al margen de toda legalidad como método político de eliminación de la oposición y de control a la población. Durante ese período la dictadura cívico-militar implementó un plan sistemático de detención, tortura y exterminio que provocó la desaparición forzada de 30.000 personas, desarrolló una red de más de 700 lugares clandestinos de detención, e incluyó la prisión y el exilio de miles de ciudadanos, el nacimiento de más de 500 niños en cautiverio, la censura, la persecución política, la propaganda y la instalación del miedo.
La Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA) fue parte de ese aparato represivo del Estado.
En la ESMA, estuvieron detenidos-desaparecidos cerca de 5.000 hombres y mujeres. Militantes políticos y sociales, de organizaciones revolucionarias armadas y no armadas, trabajadores, trabajadoras y gremialistas. Estudiantes, profesionales, artistas y religiosos. La mayoría de ellos y ellas fueron arrojados vivos al mar.
En la ESMA, nacieron en cautiverio niños y niñas que fueron separados de sus madres. En su mayoría, fueron apropiados ilegalmente o robados. Muchos de ellos son los desaparecidos vivos que aún seguimos buscando.
En la ESMA, la Armada planificó secuestros y llevó a cabo asesinatos de manera sistemática. Aquí mantuvo a los prisioneros encapuchados y engrillados. Aquí los torturó. Aquí los desapareció.
En la ESMA, se produjo un crimen contra la humanidad.
El 24 de marzo de 2004 el presidente Néstor Kirchner firmó un acuerdo con el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires que ordenó el desalojo de la Armada del predio de la ESMA y la creación del Espacio para la Memoria y para la Promoción y Defensa de los Derechos Humanos.
En 2015 el Estado argentino inició las gestiones para presentar la nominación del Museo Sitio de Memoria ESMA a la Lista del Patrimonio Mundial. Esta oportunidad fortalece y hace visible la relación entre Patrimonio Cultural y Derechos Humanos.
El Museo Sitio de Memoria ESMA es un lugar de indudable relevancia de la historia argentina y regional, y una contribución al Patrimonio Cultural del mundo. Es un espacio de denuncia del terrorismo de Estado y de transmisión de la memoria. Un testimonio único y excepcional de crímenes de lesa humanidad y un símbolo del valor del consenso social como medio para lograr Justicia.